Por Juan Tomás Valenzuela
Aunque el año 2020
llegó con fallos de origen,
a aquellos que se reeligen
se le han secado las fuentes.
La humanidá está consciente
de que hay que salir del malo.
Ni el ungido pejepalo,
ni en Washington, Donaltrón,
salvaron su situación
comiendo conflé y escualo.
El planeta está cambiando
de manera indefectible
y aunque parezca increíble,
muchos no lo están notando.
Algunos se están jugando,
no solamente el prestigio.
pues van dejando vestigio
de mala administración,
los unos por corrupción,
los otros por manutigio.
Trump, inició su campaña
con una manoseadera,
una actitud altanera
y obrando con malas mañas.
Aquí, sembrando cizaña
desde su mismo partido,
no peor lo hizo el ungido,
quien se buscó su delfín,
y convirtió en tarantín
el bien que había recibido.
Es cierto que el 2020
ha sido un año fatídico
pero no es menos verídico
que también trajo alicientes.
Porque salir de esta gente
que representan retraso,
hoy significa un gran paso,
no tan solo en lo político,
pues también en lo ansiolítico
habían rebozado el vaso.
Juan de los Palotes
10 noviembre 2020