Por Juan Tomás Valenzuela
La clausura de la OISOE
y el nombráo de Pimentel,
nos dicen que Abinader
no va a ser champú de aloe.
La norma que nos corroe
desde que llegó el ungido,
con su penco malparido
y la vice de los dientes,
se acaban aquí en el 20
tan sólo con un chasquido.
Llega Deligne Ascención
y se va Ramón Pepín,
ese cara de fullín
propenso a la corrupción.
Se va Susana Neutrón
y aún no deja sustituto,
Se nos va el senador puto
de Azua de Compostela,
y este si deja una estela
de incordios y de usufructos.
¡Por fin! ¡Se va Alejandrina!
la hermanita de Mariano,
ese protervo gusano
que privaba en fruta fina.
Se vá y nos deja en las ruinas
la “ex esposa” de Leonel.
Y no se va ese lebrel
porque hace rato el ungido,
lo excomulgó del Partido
y tuvo que armar el de él.
Se va Roberto Cavada
y con él se va Alvarito.
Se va el enano maldito
y la vieja deslenguada.
Y se irá como si nada
el degustador de vinos.
Y se va por donde vino
el señor Miguel Guerrero,
más sucio y más bandolero
que el sobrino de Quirino.
Se va Gustavo Montalvo
y con él se va Pagán.
Y ojo con los que vendrán,
porque aquí nadie está salvo.
Se va el hijito del calvo
que habla mierda por Hoy Mismo.
Y se van por el abismo
los del Sol de la Mañana,
El procurador, su hermana
y también me voy yo mismo.
Juan de los Palotes
22 julio 2020