Por Juan Tomás Valenzuela
Partiendo de que Diná
intentó excusar el crimen,
no solamente con su himen,
sinó con su dignidad,
la busca de la verdad
se hizo cada vez más tosca.
Por eso fueron las moscas
que dispusieron de caso,
y ahora jueces barbarazos
acaban de correr la rosca.
Olga Diná Llaverías
hizo la presentación,
de modo tosco, burlón,
lleno de bellaquerías,
esta pérfida quería,
y así lo hizo en estrado,
vender como “desalmado”
al fenecido Ramírez,
para que así, nadie aspire
a ver un buen resultado.
Ella inició su exponenda
haciéndolo transgresor,
pillo, extorsionador
y muchas otras jodiendas,
y así ponerle una venda,
a la verdad simple y pura,
de que en la magistratura
del líder de Arroyo Cano,
serían carne de gusanos,
los que le hiciera censura.
Olga, no pudo explicar,
con su nariz de Pinocho,
cómo llegó calimocho
el informe al tribunal.
Por eso hoy se dá mal
la aplicación de justicia,
porque de esas inmundicias
que hicieron desde el principio,
despachán a un mama…
y el caso se desperdicia.
Juan de los Palotes
12 septiembre 2022