Por Juan Tomás Valenzuela
Mientras Luis Abinader
está donando ambulancias,
sale la insolencia rancia
del partido en el poder,
despreciándole cualquier
intento noble de ayuda.
Y es tanta la testaruda
mala fe del Danilismo,
que prefieren el abismo
a una oposición sesuda.
Abel y el de Villa Mella,
(que ni siquiera sé el nombre)
sin que a ninguno le asombre,
salieron a dar querellas.
En Santiago, “la doncella”,
rechaza cualquier ayuda,
que vaya a dejar desnuda
la eficiencia de un Cabildo,
que no ha contemplado atildo
a una sociedad tozuda.
¿Que decir de Villa Mella
y el charlatán que eligieron?
Ahora si que se jodieron
los de la provincia aquella.
Va a ser tremenda epopeya
para los conciudadanos,
la elección de este marrano
sin principios ni moral,
qué haciendo lo que está mal
imita al otro gusano.
Esta emergencia, señores,
no está para mezquindades.
Que venga Dios y se apiade
o moriremos con flores.
Corruptos y corruptores
deben deponer su angurria.
Si el poder no les da churria
a tó estos peledeistas,
de muertos, vendrá una lista
y un brote de cancamurria.
El esfuerzo extraordinario
que realiza Abinader,
parece y resulta ser
que no agrada sus contrarios.
Este amorío pecuniario
del presidente Medina,
si no nos lleva a la ruina
de aquí al 16 de agosto,
nos va a quedar en el rostro
cómo la fiebre porcina.
Juan de los Palotes
8 abril 2020