Por Juan Cruz Triffolio
Conforme a lo ocurrido, recientemente, al doctor Eduardo Pignanelli y sus acompañantes, en Metro Country Club, en los alrededores del Boulevard ubicado en la autopista San Pedro de Macorís – Boca Chica, en Juan Dolio, todo luce que el personal de seguridad que allí labora está necesitando de un adiestramiento más acorde con este tipo de centro de descanso y esparcimiento, en procura de evitar algunas imprudencias e irrespeto.
La administración de ese centro debe intervenir, urgentemente, a fin de que la conducta de esos vigilantes no siga siendo tan abusiva y cuestionable, principalmente al tratar con algunos propietarios de las villas costosas levantadas en aquel vacacional.
Quien allí ha realizado una significativa inversión no es para soportar maltratos y bravuconerías de empleados que se supone han de dar muestras de cortesía y amabilidad.
En Metro debe prevalecer la paz, la tranquilidad y el orden necesario para el disfrute, el esparcimiento y descanso de sus propietarios y sus invitados especiales.
Tales valores no pueden ser frutos de la bravuconada y arrogancia de su empleomanía.
Siendo así, lo correcto ha de ser que los directivos de Metro prestarán mayor atención y control al personal de seguridad que emplean en ese paradisíaco lugar.
Con esto se evitaría, entre otras cosas, lo lamentablemente ocurrido con el doctor Eduardo Pignanelli y sus amigos invitados, para quienes lo menos que ha de esperarse es una disculpa.
Esperemos pues…
*