Por Juan Tomás Valenzuela
Se tiró Wilson Camacho
en la Cámara de Cuentas,
por las actas fraudulentas
que armaban esos muchachos.
El grupo de mamarrachos
que el ñús puso en esa vaina,
llegaron allí en polainas,
igual que unos infelices,
y hoy tienen unos matices
como industriales de Haina.
Camacho, dijo a la prensa
que toda esta cofradía,
maquillaba auditorías
para cubrir las ofensa,
de gente que era propensa
al dolo y la corrupción.
Y con la mala gestión
que hicieron estos guanajos,
dejaron ver el refajo
del ungido cachetón.
Una mafia estructurada
igual que La Cosa Nostra,
que ahora mismo nos enrostra
que el malo no era Cavada,
hoy está siendo allanada
por Berenice y Camacho,
dos enviados del despacho
de doña Miriam Germán,
para acaban con el can
de ese ungido mamarracho.
Aunque más de la mitad
de las pruebas ya no están,
ni Temo, ni Jean Alain,
ni el ungido de Bagdad,
tendrán la conspicuidad
que antes había disfrutado.
Porque como ya el Estado
tá en manos de la decencia,
el dolo y la negligencia
por fin van a ser juzgados.
Juan de los Palotes
23 febrero 2021