Por Juan Tomás Valenzuela
Señores, se echó la suerte.
Llegó el fin de una campaña
plagada de malas mañas
y hasta amenazas de muerte.
De unos que se creen Duterte,
otros que se creen Maduro.
Unos pasan por cornudos
mientras otros, más aviesos,
le siguen ruyendo el hueso,
al presente y al futuro.
16 años de dolo
en manos de gavilleros
para poner de escudero
a este penco Torombolo.
Ya le pasaron el rolo
al prócer, líder y guía,
y el otro pata podría
que se cree dueño del play,
está armando un guararey
con toda su cofradía.
Aunque no es muy alagüeño
el panorama del penco,
ya se habla de un plan mostrenco
entre este burro y su dueño.
Aquel trato con desdeño
que le dieron a Leonel,
le propició a Abinader
la ventaja necesaria
para sacar a estos parias
de la mieles del poder.
Tan solo estando a dos días
del torneo electoral,
Leonel la vuelve a “macar”
respecto a su compañía.
El darle categoría
por debajo de la del,
enculilló a su mujer,
quien lo tildó de poquito,
desorejado, hombrecito,
de comesica y de infiel.
Desde cuando Adán y Eva
se fueron del paraíso,
no sé de un caso conciso
en qué la chusma y la gleba,
hayan pasado la prueba
de un proceso electoral
en el que lo que está mal
sea mostrado con orgullo
y a quien enlíen con andullo
sea a quien los iba a salvar.
Juan de los Palotes
2 julio 2020