Por Juan Tomás Valenzuela
La mafia de combustibles
que denunció Bisonó,
no era mía, de Perelló,
ni algún otro incorruptible.
Era del impredecible
cuñáo de Candy Montilla,
el mismo de la pandilla
que suplía ñeca a Estado,
ron de caña, pollo ahumado,
chenchén, hocico y morcilla.
Desde un alambre de púas
o un horno de microondas,
una motoneta Honda,
un loro o una cacatúa,
a las ruedas de una grúa
o unas lentillas de sol,
un moro en La Marisol,
un cargamento de avena,
litargirio pá Marchena
o repuestos de motor,
Tenía hasta un puerto en Caucedo,
donde sus propios navíos,
traigan gasoil escondío
disfrazáo de salsa Alfredo
Hasta los lentes que Oviedo
distribuye al por mayor,
eran, este malhechor
y su hermano presidente,
que inmisericordemente
vendían al distribuidor.
Hasta la harina de bollo
y ungüento pa’l sarpullío,
este maldito gandío
y el ungido comejoyo,
traían para el “desarrollo”
del pueblo dominicano.
Mientras tanto, el maca…
que le antecedió el poder,
taba puesto pa’lo del
y dándosela en bacano.
Hay que ver si Bisonó,
el de Industria y de Comercio,
tá dispuesto a hacerle el tercio
a Luis, o a Papá Bocó,
para orquestar, que se yo…
un plan ágil y efectivo,
para que a esté hiede vivo
y a su hermano delincuente,
se les forme un expediente
que los tumbe del estribo.
Juan de los Palotes
10 febrero 2021