Por Juan Tomás Valenzuela
Lo que ofende a Jean Alain
es decir que eran guineos,
lo que este truhán fariseo
le dejó a Miriam Germán,
demostrando que aún están
todavía en la España boba,
donde por cualquier joroba
se acudía a la real audiencia,
pues se vivía una inconsciencia
que aún a todos nos engloba.
Y es que el peor enemigo,
como bien dice Huchi Lora,
de Jean Alain, no es la Tora,
ni quien firma su castigo,
es él, que como testigo
de su propia acusación
en ves de dejar jamón,
como todo un papi Chulo,
dejo la mano de rulos
que hoy le sirve de crespón.
Esa caja de caudales
que solo abría con sus huellas,
es ahora la que mella
los eventos procesales.
Si hubiera puesto tamales,
o un vinito de Marsala,
es posible que en la sala
él tendría las de ganar,
pero como fue a burlar,
que aguante su tirijala.
La verdad es que su mofa
de manera descarada,
como bien dice Cavada,
es lo que daña la cosa.
Con esta burla se endosa
que él tenía conocimiento,
de lo del allanamiento,
de la gripe de Camacho,
de Miriam, de su despacho
y los acontecimientos.
El relajo de los rulos
convenció a Kenia Romero,
de que este truhán charachero
que andaba privando en chulo,
bien debería irse de culo,
que es por donde más le duele.
Y aunque él mismo se desmuele
diciendo que no faltó,
lo cierto es que se mató,
como lo hizo Chacumbele.
Juan de los Palotes
14 julio 2021