Por Juan Tomás Valenzuela
El bandido de Surún,
chapoteando en río revuelto,
ha dejado un peo envuelto
en la sociedad común.
Queriendo untarle betún
al rapto de los menores,
ha acusado a los doctores
del materno de Los Mina,
de ser parte de una inquina
que negocia con captores.
Los médicos y enfermeras
se reservan el derecho,
de someter por coecho
a este “hijo de ramera”.
“Ya la sociedad entera
está jarta de Surún,
de su usual olor a atún,
de su verborrea insidiosa,
su moral pecaminosa
y su verdad de asigún”.
“No queremos que este tipo
vuelva a la maternidad,
ni en busca de la verdad,
ni atención de ningún tipo.
Que ninguno de su equipo
se acerque aquí a buscar nada.
Y si es socio de Cavada,
como dicen por las calles,
mejor será que se vaye
y se evite una trastada”
Los médicos y enfermeras
amenazan al jurista
de una conducta alarmista
deshonesta y gavillera.
Surún busca, a la carrera,
detrás de un protagonismo,
vender un falso altruismo
ligáo con filantropía,
pá agenciarse una alcaldía
junto al vil peledeísmo.
Juan de los Palotes
27 enero 2023