Por Juan Tomás Valenzuela
Al presidente Medina,
en su viaje a El Salvador,
quien fue a presentarle honor
fue un empleado de cocina.
Pasó igualito que en China
cuando viajó el mandatario,
que el único funcionario
que le mandó Xi Jinping,
en su vulgar mandarín
le dió un trato igualitario.
Y es que de este pelagato
que fue a conocé a Bukele,
casi nadie se conduele
ni le dispensa un buen trato,
porque ha usado su mandato
(Haciendo lo que no han hecho)
para cometer cohecho
de la forma más vulgar,
haciéndonos quedar mal
como pueblo sin derechos.
Lo que a mi me dá es vergüenza
cuando Danilo Medina
y su recua de bocinas
que pululan en la prensa,
van en comitiva inmensa
a viajar a otros países,
en donde, ni las lombrices
les rinden ningún respeto,
pues pa’nadie es un secreto
que nadie cree lo que dice.
Dizque un tal Jaime Miranda,
más mal talláo que Guaidó,
fue allí quien lo recibió
a él y a toda su banda.
Quien iba era Marulanda,
pero se murió hace mucho,
y le endosaron el chucho
a un ministro de tercera,
para tó esta gavillera
que llegó haciendo serrucho.
La legación oficial
que acompaña al presidente,
está compuesta por gente
de la claque más banal.
Bebedores de Brugal,
jugadores de casino,
quien sustituye a Diandino
en lo de la barranquita,
el amante de Fefita
y un compadre de Quirino.
Danilo fue a El Salvador
en busca de un aliciente,
que impida que otro incumbente
se convierta en sucesor.
Dispuesto a manchar su honor,
a faltar a su palabra,
a usar su pata de cabra
pa’retener el poder,
aunque por eso, Leonel,
le eche una mala palabra.
Juan de los Palotes
1 junio 2019