Por Juan Tomás Valenzuela
Mientras uno de sus agentes
tenga un Lamborghini Urus
nadie aquí estará seguro
a la merced de esta gente.
Por mucho que el presidente
pretenda seguridad,
los monstruos de liviandad
que están en la policía,
atacarán cuál jauría
a nuestra comunidad.
Ambiciones desmedidas,
el placer por lo que es caro,
la injusticia, el descaro,
y el irrespeto a la vida,
han hecho de esta jodida
dechado de institución,
un ente de corrupción
que en vez de obrar por la paz,
de manera ineficaz
actúan sí contemplación.
En el caso más reciente
una pareja de esposos,
en un hecho lastimoso
por la acción de unos agentes,
murieron impunemente
(dentro de un Kia o un Corolla)
cuando el Coronel Chimbola
y una trulla de ridículos,
confundieron su vehículo
dizque con una passola.
Lo de alegar ignorancia
para salir bien parados,
es un hecho descarado,
ya usual en la comandancia.
Fue una muerte con flagrancia
contra pobres inocentes.
Como dijo el presidente
en su parca intervención,
si hubo o no equivocación,
que paguen esos agentes.
Juan de los Palotes
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