Por Juan Tomás Valenzuela
Montaron un escenario,
contrataron varios extras
con cámara ambidextras
y el guión de un tema suntuario.
Ajustaron el horario
a las 8:00 (7:00 centro),
concertaron el encuentro
en la presa Monte Grande
y fingieron el desbande
de un acuerdo de aposento.
No se crean que estoy hablando
de un filme de Robertico,
sino que es de este bizco
que nos está gobernando.
Ahora vienen allantando
entre él y Olgo Fernández,
untándole cebo’Flandes
a un retraso en la estructura
del embalse de angostura
en la presa Monte Grande.
Estos dos grandes actores
de la Metro Golden Mayer,
con sus gorros de teenager
y aspecto de malhechores,
se fueron de jabladores
a hacer bulto ante la prensa,
haciendo una bulla inmensa
por el restraso mostrado,
en la fase de vaciado
de está construcción intensa.
Sale el actor principal,
con su cara de pendejo,
mostrándonos perplejo
por la falla estructural,
en la fecha de entregar
la obra comprometida,
y con las cejas fruncidas
y su bigote de brocha,
Olgo viene y se apinocha
ante tan regía embestida.
Muéstrase muy enfadado
por esta obrita cochina,
pero Punta Catalina,
que es la que si se ha tardado,
nunca se ha considerado
como un problema de tiempo.
Ni siquiera el contratiempo
de sobornos y chantajes
lo invitan a un peritaje
aunque sea de pasatiempo.
Esta actuación de Medina
tiene méritos de un premio,
a consideración del gremio
de la academia latina.
Pero el coro de bocinas
de los programas locales,
en vez de usar sus canales
para exponer su histrionismo,
se aferran al clientelismo,
dando noticias triviales.
Juan de los Palotes
4 febrero 2019