Por Juan Tomás Valenzuela
Gonzalo, había prometido
en julio del dos mil veinte,
que sea o no sea presidente
y esté o no esté en su partido,
el compromiso asumido
con esta ciudadanía,
atentó a él, lo mantendría,
porque su don de ayudar,
nadie se lo va a quitar,
ni aún perdiendo la alcancía.
“Yo disfruto dar lo mío”,
Dijo el fugáz empresario,
“No importa sean del erario
o de los que me he cogío.
Lo mío no es ser gandío
como los de mi partido,
y aunque me debo al ungido,
su parquedad al “soltar”
yo, no la voy a apoyar,
con dinero mal habido”.
Fue confortable escuchar
a Gonzalo, aquella vez,
su dignidad, su altivez,
y su manera de actuar,
nos pusieron a pensar,
que aunque andaba en Lamborghini,
él era el padre Billini,
quien había resucitado,
y aunque con fondos de Estado,
era un gentil paganini.
Pero no… todo fue un bulto,
de él, de Temo y de Pechito,
pues el ungido maldito,
pijotero, ruin e inculto,
se mantuvo semi oculto
tras sus “buenas intenciones”
y que este par de cabr…
en medio del alboroto,
solo andaban tras los votos
de su recua de lambones.
Hoy que Luis, es presidente
y que la vice es Raquel,
nadie ha sabido de él,
ni el rufián expresidente.
El único que aún se siente,
el senador de Elías Piña,
se ha metido en una riña
con el señor Tolentino,
y no hay que ser adivino
pá ver que le dieron piña.
Juan de los Palotes
2 agosto 2021