Por Pedro P. Yermenos Forastieri
El pacto electoral suscrito entre el PRM y el PRSC es la acción político-electoral de mayor envergadura de la oposición encabezada por el primero. Las naturales denostaciones al mismo de la esfera gubernamental, están en proporción directa a la contundencia del revés que le han asestado, en tanto y en cuanto le despojaron de un aliado al que se pretendía con fruición para completar el objetivo de una candidatura presidencial asumida por los tres partidos políticos tradicionales del país, con todo lo que eso conllevaba.
Lejos del oficialismo alcanzar esa meta, lo que se ha producido es un fraccionamiento del denominado bloque progresista, al cual han abandonado importantes aliados, quizás de escasa significación cuantitativa, pero con fuerte presencia mediática, por lo que resulta preferible contar con ellos que tenerlos de frente. Del PLD estar en su mejor momento de unidad interna quizás esto no revistiera mayor trascendencia, pero sabiéndose que no es así, a esos desmembramientos debiera prestársele atención.
Compitiendo con el gobierno por el mismo propósito, el PRM parecía tener las de perder. Razones muy concretas hicieron posible que saliera victorioso: Las cesiones que debió hacer el proyecto reeleccionista para alcanzar los votos requeridos para la reforma constitucional, determinaron que tuviera que aceptar la repostulación de la mayoría de los cargos congresuales y municipales de su partido para viabilizar el intento de continuidad presidencial.
Esa circunstancia dejaba pocas posiciones electivas para el PLD ofrecer a potenciales acólitos. En el caso del PRD, intereses de naturaleza distinta a lo político impusieron a ese partido optar por las migajas dispensadas por el PLD antes que los beneficios que podía derivar pactando con el PRM. De ahí que, en ese aspecto, el PRM era más fuerte que el PLD, porque su menú de ofertas era más atractivo.
En lo que el gobierno podía superarlo era otorgando canonjías, pero estas solo hubiesen beneficiado a un grupito de la cúpula del PRSC, lo cual habría producido reacciones adversas en los no beneficiados de ese reparto, para quienes su aspiración es enarbolar candidaturas para alcanzar cuotas de poder.
Para comprender la dimensión de la jugada del PRM, debe analizarse, como todas las acciones políticas, despojada de criterios morales y verla como avance hacia la consecución de lo esencial, presidir el Estado. De ahí que, con la intrepidez que ha actuado, ha ofrecido la mayor demostración de vocación de poder. Eso debe preocupar sus adversarios. Continuará.
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