Por Juan Tomás Valenzuela
Ayer, en un restaurante,
El chief de los diputados,
almorzaba acompañado
de Rondón y otros maleantes.
Este grupo de tunantes
se fue allí a degustar quesos
y a beber vino en exceso,
pagado por ti y por mí,
mientras yo, ni pa’ un mabí
dispongo de par de pesos.
El periodista de Hoy Mismo,
que es un secuáz de Rondón,
degustaba salchichón,
mientra ejercía el lambonismo.
Y cargado de cinismo,
cual sicario de la pluma,
se le apareció en ayunas
al hombre del maletín,
jartándose tó el pudín,
no dejando ni sarruma.
Me dicen que Maldonado
no se quería dejar ver,
solo fue con su chófer
y dos o tres abogados.
Rondón, taba emburujado
con un plato de morcilla,
Dany, le lambía la hebilla,
según me confesó un mozo,
pues pa’ lambón y asqueroso
no hay mejor en la cuadrilla.
Dicen que vieron llegar
a una dama bien vestida
y que pidió de comida
media tercia de brugal.
Ella fue a representar
con gallardía y con honor,
al señor procurador,
según informó una fuente,
por orden del presidente,
ya que éste es su promotor.
Si allí se fue a degustar
un almuerzo de rutina
¿Porqué entrar por la cocina
si no hay nada que ocultar?
Lo que allí se fue a tratar,
y es solo especulación,
fue un tema de corrupción
o de pago de sobornos,
sino, ¿para qué el bochorno
de ir a comer con Rondón?
7 febrero 2018