Por Juan Tomás Valenzuela
El país que el presidente
describe en su rendición,
puede que sea el de Rondón,
pero no el que tengo en frente.
Al de él le hicieron un puente
más largo que el de Taipei,
que empieza en torre CANEY
y termina en Pedernales,
con adelantos viales
que no se ven en Gualey.
El crecimiento económico
que observa ese paraíso,
en manos del circunciso,
que debió aplicar pá cómico,
además de dicotómico,
es claramente irreal,
pues su crecimiento anual
solo se basa en empréstitos
pá compra electrodomésticos
con los cuales sobornar.
La profesión más completa,
a más de la de cuatrero,
es la de meterse a cuero
y agrandarse culo y teta.
Si alcanzas bien esas metas,
te nombran en Minería,
como nombrán la ruyía
prima de Jimmy Neutrón,
que sabe de corrupción,
más que yo fotografía.
Allí solo hay un ladrón,
y es un nieto de Trujillo,
que aún no siendo del anillo,
le hace coro a este cab…
Los actos de corrupción
que se ven en estas tierras,
no se ven en Inglaterra,
ni en Cancún, ni en Potosí
ya que solamente aquí,
la vice es una becerra.
Aunque todavía no hay lú
en tó este planeta Yerba,
todo el pueblo se exacerba
cuando este ungido pechú,
nos dice que es un cachú
lo que ahora llevan con él,
pues ni Egipto ni Israel,
ni en Dubai, ni en Tierra Santa,
la economía crece tanta
como aquí en torre CANEY.
Se redujo a la mitad
los niveles de pobreza.
¡Claro! Los de Berlinesa,
Alvarito y el Pachá.
Porque todos los demás
que no están en corrupción,
no comen ni salchichón,
ni queso, ni berenjena,
y cuando mucho, en la cena
solo encuentran molondrón.
Juan de los Palotes
28 febrero 2020