Por Juan Tomás Valenzuela
Cegado por la codicia,
este ungido mala gente,
piensa ir más allá del 20
con su carga de inmundicias.
Se apertrechó una justicia
formada por gavilleros,
que le sirven de escuderos
en su impronta de delitos,
mientras el pueblo está al grito
con él y sus bandoleros.
Si quedaba una esperanza,
que esto cambie para bien,
hoy mismo, este comejen
nos vuelve a clavar la lanza.
Se perdió toda confianza
de que una nueva Suprema,
nos resuelva este problema
de corrupción despiadada,
que este bueno para nada
ha asumido como emblema.
La única oportunidad
de nombrar jueces honestos,
la echo a perdé este funesto
con su acto de liviandad.
No tuvo la dignidad
ni de escuchar a Modesto,
cuando lo puso es su puesto,
a él y todos sus secuaces,
al enumerar las bases
de un tribunal bien compuesto.
Medina, que de vergüenza
ni tiene ni los restrojos,
le dió la Corte a un gorgojo
llamado Henry Molina.
Y el Procurador letrina,
ese rufián sinverguenza,
mantuvo la soga tensa
para que Miriam Germán
no sea parte de este clan,
propenso a la delincuencia.
Si el pueblo no se revela
contra esta casta mafiosa,
de nuestra vida oprobiosa
ya no habrá quien se conduela.
Si nos tenían a la escuela
con don Mariano Germán,
con este nuevo truhán
del mismo clan de Medina,
yo creo que ni Capulina
nos libra de este alacrán.
Juan de los Palotes
4 abril 2019