Por Juan Tomás Valenzuela
Declaran tres días de duelo
por la muerte de Agripino,
el sacerdote ladino
que al infierno emprendió vuelo.
Los que creían que iría al cielo
después de hacer tanto mal,
que sepan que ese fatal
a menos que Dios sea loco,
se va al infierno de coco,
con todo y su santo grial.
El que acumuló riquezas
de forma desmesurada,
se va al infierno sin nada,
nomás con la lengua tiesa.
Tengan todos la certeza
de que detrás de Agripino,
se va Alvarito, Diandino,
el maldito Cardenal,
el del 15 Digital
y el sanjuanero dañino.
Prevaricador de ofrendas
y bandido por demás,
se nos va con Satanás
por las más oscuras sendas.
El que nunca soltó prenda
a favor del miserable,
hoy Abel, de un modo amable
le rinde tres días de luto,
a este ser irresoluto,
gavillero y despreciable.
Mi próxima penitencia
(que incluirá tres días de duelo)
será cuando Álvaro Arvelo
nos libre de su existencia.
La única diferencia
que yo veo entre estos dos,
es que uno le sirvió a “Dios”
desde una estación de radio,
otro desde un campanario
en el cuál se hizo de tó.
Juan de los Palotes
25 enero 2022