Por Juan Tomás Valenzuela
En este día se celebra
otro año más de vida
del dueño de la guarida
con un brindis de Ginebra.
Este león que dejó en quiebra
las reservas del Estado,
está en Funglode apostado,
esperando a sus vasallos
ir tras de este papagayo
que hoy se siente acorralado.
La rígida ceremonia
de ir a presentar saludos
a este gato melenudo
tá llena de parsimonia.
Mirtos, rosas y begonias
y hasta coronas luctuosas,
como si fuera a la fosa
que llevaran a este muerto,
con futuro tán incierto
como el que aguarda a su esposa.
Vestidos en negro eterno
cual si fuera un funeral,
fue la gleba visceral
a darle apoyo fraterno.
Los que están en el gobierno
picando con el ungido,
aún con ser agradecidos,
establecieron distancia,
mandando su salutancia
con algún aparecido.
Aunque siempre habrá un lambón
presto a darle sus saludos,
no es menos cierto que “el mudo”
no piensa darle el perdón.
Tienen en observación
a tó el que vaya a Funglode,
a ver cuál de ellos la jode
por estar de lambonazo,
apoyando a este pelmazo
y el ungido se incomode.
El acto de “Besamano”
que ya es costumbre este día,
no representa amnistía
pa’Leonel ni sus gusanos.
Quien vaya, regalo en mano,
a saludar a este pillo,
el entorno del anillo
de nuestro benefactor,
le hará pasá un mal sabor
como en tiempos de Trujillo.
Oí que alguno propuso
hacer la fiesta en piyama,
como aquel atuendo auyama
del senador caperuso.
Que lo vistan de recluso
que es el tono que le vá,
porque ahora si es verdad,
que si pierde las primarias,
le pondrán la piña agria
entre Danilo y papá.
Juan de los Palotes
26 diciembre 2018