Por Juan Tomás Valenzuela
Los gobiernos de esta gente,
imitando al de Chapita,
traen pa’esta isla bendita
a tó el que sea delincuente.
Les consignan un gerente
en el tema de inversión.
Le dice que la nación
avanza más que Dubai,
pero ahí mismito ¡carai !
le forma su biberón.
Los llevan pa’Punta Cana
o para Altos de Chavón,
les presentan a Rondón
o a la senadora azuana.
Les dan permisos de Aduana
para traer lo que sea.
Y a los tres días se codean
con todos los funcionarios,
sin entender el calvario
que le espera en esta aldea.
Haciendo punto la historia,
yo me remito al pasado
de un tirano desalmado
que me llega a la memoria.
Esa singular escoria
que gobernó por seis lustros,
los pasaba por el rustro
que había en su escudo de armas,
arrancándole hasta el alma
y ocasionando un deslustro.
Lo que le hizo Trujillo
a Don Fulgencio Batista,
se ubica en la misma lista
que hacen hoy con estos pillos.
Leonel le pasó el rodillo
a Don Arturo del Tiempo,
quien tenía de pasatiempo
hacer torres de viviendas,
y éste le armó una jodienda
que derivó en contratiempo.
A los hermanos Buitriago
no les pudo ir peor,
el leonelismo impostor
los puso a pasar estragos.
Asi cogieron al mago
David Figueroa Agosto,
le armaron un arregosto
con un tró de mega divas,
pagando teta y barrigas
y hasta piercings para el rostro.
A todos los mencionados,
la mafia peledeista
los puso inversionistas,
pero fueron estafados.
Después que ya habían gastado
hasta el último billete,
viene el mudo Peterete
como un rufián malhechor
y los vende a la Interpol,
como al sicario Machete.
Juan de los Palotes
22 enero 2019