Por Robert R. Téllez Chávez
El valor es el grado de utilidad o aptitud de las cosas, para satisfacer las necesidades o proporcionar bienestar, que a la vez, colma de firmeza, eficacia y virtud a los actos para producir sus efectos, infundiendo en la persona que lo posee cualidades positivas para desarrollar una determinada actividad.
Los políticos tienen que cumplir con lo que prometen. Si no luchan contra la corrupción serán necios. Porque si hay algo extremadamente importante en un político es la honestidad y la transparencia, que se vuelven fundamentales para alcanzar sus ideales.
La política y los valores es la combinación ideal en la cual el arte referente al gobierno de los Estados resulta una actividad con un grado de utilidad o aptitud suficiente de las cosas para satisfacer las necesidades o proporcionar bienestar.
La resolución de conflictos y la satisfacción de la pluralidad de intereses comunes por parte, primero, de quienes deliberan sobre los asuntos públicos, y segundo de quienes ejecutan las decisiones, es difícil de alcanzar de manera transparente si se carece de valores éticos. Para lograr buenos resultados en la política y en la gestión pública se requiere contar con gobernantes y funcionarios que hayan interiorizado los valores y posean una conducta íntegra pues son estos servidores públicos quienes marcan las directrices y operan las instituciones.
Los valores para los políticos se refieren a situaciones de aplicación. El bien común, lejos de ser una abstracción, se materializa en cada acto realizado en las múltiples instancias de la Administración Pública.
Cuando los hombres públicos responden a los valores éticos, se autocontrolan al ser responsables de su conducta y de cada uno de sus actos. De esta manera, la ética es el mejor instrumento porque conlleva el autocontrol mediante el uso correcto de la razón a partir de la idea de servicio colectivo, elemento importante en los políticos.
Todo gobierno, para mantener una eficiente administración, debe contar con individuos íntegros. Y es aquí donde la ética cobra importancia al seleccionar los perfiles, formar y reiterar a los servidores públicos la necesidad de hacer bien sus tareas y actuar con responsabilidad. La Ética Pública tiene por objeto conseguir que las personas que ocupen un cargo público lo hagan con diligencia y honestidad como resultado de la razón, la conciencia, la madurez de juicio, la responsabilidad y el sentido del deber.
Imagen: Soy Hispano TV
El autor es Abogado y Docente Universitario
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