Por Juan Tomás Valenzuela
La propuesta de la empresa
para comprar el Canódromo
y poner allí un romodromo
y un burdel de chicas fresas,
no fue más que otra promesa
de aquel gobierno pasado,
que fragmentaba el Estado
como ventas de pasillo,
beneficiando a unos pillos
y a uno que otro adinerado.
Según yo tengo entendido
fue en el 2017,
que el ungido Peterete
que comía peje podrido,
intentó, sin hacer ruido,
vender el penco solar,
pá con eso financiar
la salida de Leonel,
para en su lugar poner
a quien pueda dominar.
Aunque es cierto que el Canodromo
lo compró Carlos Bonilla,
la venta por ventanilla
no es de Luis, ni su econódromo.
Se supo que el coruptodromo
que midió esta situación,
lo hizo auscultando al simplón
que llamaban “el ungido”
y a gente de su partido
ligada a la corrupción.
Mientras si auscultaba el dato,
con toda la burocracia,
Se rumoró que Altagracia
entraba “chuqui” al priorato.
Que le había aceptado un trato
al marido de Raquel,
que la iban a poner
de embajadora en Dubai,
pero olvídense, compai…
porque eso no podrá ser!
Volvió a pifiá el Diario Libre,
tentando a la democracia,
y mientras tanto, Altagracia
se toman a un turno libre,
diciendo que no es posible
que ella acepte un nombramiento,
de cónsul en Barlovento,
de embajadora el Brasil,
de maestra de albañil,
ni de ministra en Fomento.
Juan de los Palotes
9 diciembre 2022