Por Juan Tomás Valenzuela
Todo aquel que es deslenguado
tiende a errar frecuentemente,
porque fracasan sus fuentes
o porque se ha equivocado.
Ahora el que anda asustado
es el ruin de Ángel Martínez,
quien barnizó los confines
con la caca que su boca
emanó de forma loca
junto a otros dos chapulines.
Eran tres, y era barbudos,
con caras de comediantes,
jodidamente brillantes
y por demás cojonudos.
Además eran cornudos,
pero ese no es el tema.
Eran la nata y la crema
de temas de corrupción
y sabían más que Rondón
de este y de otros problemas.
Pero de alguna manera,
yo me estaba sospechando
que algo no estaba cuadrando
con toda esta informadera.
Que por más que se supiera
de los casos ocurrido,
no es verdad que estos bandido
tendrían tanta información,
sin que en ninguna ocasión
hubiera alguien detenido.
Pero de los tres, al menos,
al pirata Barba Sucia,
quien se movía con astucia
y hablaba con desenfreno,
ya Guido, le puso un freno,
pues logró que un tribunal,
lo decida interpelar
para que explique tantito,
los pasos de Quirinito
y el de la Torre Atiemar.
Me dicen que Ángel Martínez
cogió las de Villa Diego,
y ha pospuesto para luego
la lucha de banderines.
Que se puso unos patines
y se ha mandado a correr.
Que nadie ha dado con él
por más y más diligencias
que el closter de inteligencia
ha hecho tras de este lebrel.
Juan de los Palotes
12 junio 2021