Por Juan Tomás Valenzuela
Cuando Leonel fue abordado
ayer, en la caravana,
al león de Villa Juana,
se le veía demacrado.
El hombre estaba escoltado
por muchos de sus secuaces.
Gente sin ninguna clase
y sin nada que aportar,
que solo quieren llegar
a ver que pueden llevarse.
Entre el grupo de avivatos
que andaba con el felino,
no pude ver ni a Diandino,
ni a Freddy Pérez, ni al Chato.
Rodeado de mentecatos,
el mentor, líder y guía,
sintió mientras recorría
las calles de la ciudad,
que la alternabilidad
no pone donde ponía.
Vociferaban consignas
que decían: ¡Rúge el león!
sin embargo su expresión
para nada fue benigna.
Parece que se resigna,
aunque quiera simularlo,
a aquella intención de aislarlo
que está intentando El Ungido,
pa’dal bateo y corrido
y así acabar de enterrarlo.
Entre los participantes
que estuvieron con Leonel,
vimos a Bauta, a Hotoniel,
Radhames y a Maldonado,
Al modifiable del Senado,
el señor Félix Bautista
y calentando la pista
pudimos ver a Crispín,
más filoso que un colín
en manos de un anarquista.
Los que rodeaban al león
en su corto recorrido,
son los mismitos bandidos
que le sirven de bufón.
y al hablar de corrupción,
a instancias de un periodista,
él, con cara de bromista
simulando una altivez,
contestó: “Yo no soy Juez…
y no estoy en esa lista”.
11 junio 2018