Por Juan Tomás Valenzuela
Mientras se arma un reperpero
por hacer par de letrinas,
el gobierno de Medina
se inunda en un aguacero.
El negocio del yolero
fue ayer el más lucrativo,
pues si querías llegar vivo
al trabajo o la vivienda,
debías usá esta jodienda,
aunque sea en modo furtivo.
Los de Sabana Perdida
que usan el funicular
ayer pa’poder llegar,
por culpa de las crecidas,
caminaron cuesta arriba
pa’salir por Villa Mella.
Y los que tenían botellas,
que cobran sin trabajar,
no salieron de su hogar
por la lluviecita aquella.
9 pulgaditas de agua,
según dijo Jean Suriel,
y tó se tuvo al joder
por la falta de un paragua.
Ni los conchos, ni las guaguas,
ni el metro que hizo Diandino,
ni el transporte de Quirino
que va de aquí hasta Elías Piña,
ni el jeep de Candy Montilla
pudieron salí a camino.
Los modernos hospitales
que se hicieron hace poco,
parecían centros de locos
con las lluvias a raudales,
Las goteras eran tales,
que bandejas y probetas,
se pusieron de cubetas
pa’paliar la inundación,
mientras toda esta inversión
yéndose por la cuneta.
Desde Nicolás de Ovando,
aquí no se hace un drenaje,
esto nada má es aguaje,
de los que están gobernando.
Usted los ve cuestionando
a quien viene a hacer un baño,
ponen el jocico extraño
y se muestran ofendidos,
más sin embargo el Ungido,
continúa fraguando engaño.
10 julio 2018