Por Juan Tomás Valenzuela
El que caminó en el lodo
sin ni siquiera ensuciarse,
optó por sacrificarse
de un desesperante modo.
Lástima que Cuasimodo,
el ladrón de Arroyo Cano,
simulando un mano a mano
con el senador Pechito,
no se jartó el Tres Pasistos
que yo le envíe a sus hermanos.
Esa agonía de Reinaldo
no me causa bienestar,
y aunque no lo fuí a llorar,
siempre le di mi respaldo.
Diferentes al gato pardo
oriundo de Arroyo Cano.
Ese ungido maca…
que si se muere de un pique,
soy capaz de enviar con Quique,
una cajita de habanos.
Reírse de la desgracia
de un político corrupto,
ya sea del hombre del eructo
o el pái de la democracia,
a más de una vil falacia,
es ruin y desconcertante.
Sea el ñoquito de Amarante,
o el penco de Barahona,
a mí es que más me enc…
por feo y beligerante.
Reinaldo, perdió la vida
en su lucha contra el Cáncer,
y aunque fuera Juan Delancer,
gozarlo no es la salida.
Ni aunque fuera la bandida
que anda detrás de Chayane,
o el mañoso de Pagán,
el que se haya fenecido,
yo solamente al ungido
celebraría con un can.
Juan de los Palotes
30 octubre 2021