Por Sin Reservas
El candidato presidencial del Partido Demócrata Institucional (PDI), manifestó su oposición a la propuesta que busca implementar la enseñanza del creole en las escuelas públicas dominicanas, por considerar que la misma forma parte de un viejo proyecto antinacional que busca borrar las fronteras físicas y culturales que nos diferencian y separan de nuestros vecinos haitianos.
Ismael Reyes, aseguró que tal intencionalidad daría visos de legalización a la creciente penetración ilegal de masas de haitianos que el gobierno permite de forma irresponsable que entren al país, y que representan una enorme carga para el presupuesto nacional.
“Como si no fuera suficiente el elevado gasto presupuestario que significan las atenciones médicas de las haitianas parturientas que se trasladan al país exclusivamente a parir sus hijos. Ahora vienen con que también tenemos que invertir en la enseñanza del creole, «una expresión dialectal exclusiva de la cultura haitiana», cuando lo que deberíamos es establecer la enseñanza del inglés y del francés en nuestras escuelas”, expresó el líder del PDI.
“Los dominicanos ya estamos encorvados por el peso de nuestros propios problemas irresueltos, para que ahora nos vengan con que también tenemos que asumir los asuntos haitianos en nuestro propio país, eso es un contrasentido, una irracionalidad impracticable, a la que nos oponemos totalmente”, puntualizó Ismael Reyes.
El presidente del PDI dijo, que todo el mundo sabe que él, no practica el nacionalismo a ultranza y que jamás desconocería los derechos básicos de los inmigrantes legales que puedan venir al país, pero que frente al desorden que significa la inmigración haitiana, él está obligado a defender la cultura y la nacionalidad dominicana, pilares que nos legaron los creadores de nuestra patria.
Abundando sobre el tema, el doctor Ismael Reyes, afirmó, que la inmigración haitiana ha alcanzado niveles alarmantes e insostenibles, producto de la existencia de grupos mafiosos, compuestos por dominicanos y haitianos que actúan en complicidad con militares y funcionarios de inmigración, quienes trafican con la miseria del país haitiano, ante lo cual el gobierno se hace de la vista gorda, en una actitud de cobardía jamás expresada por gobierno alguno.