Por Sin Reservas
Todos los beneficiados de los desmanes de esa Junta Central Electoral (JCE), encabezada por Julio César Castaños Guzmán, y de quienes la dirigen desde afuera (últimamente un tal Robert de la Cruz), se pusieron a una para defender sus absurdas actuaciones y hacerce cómplices.
Castaños Guzmán, unos de los hombres más imprudentes que haya podido conocer, no pudo esconder su compromiso con Danilo Medina, Gonzalo Castillo y el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), y todas sus acciones han sido como si la JCE se tratara de un comité de base de este partido. En ningún momento este señor ha estado dispuesto, no solo a complacer a la amplia mayoría de los partidos políticos, sino que echó al safacón las leyes, los reglamentos y las resoluciones, que debió cumplir en su debido tiempo.
AHORA, AHORA, AHORA, Castaños Guzmán, se destapa con que:
«Oportunamente, en «consulta con el liderazgo nacional», lease bien el dijo: «consulta con el liderazgo nacional», la Junta Central electoral hará la convocatoria extraordinaria correspondiente si fuera el caso para que estas elecciones municipales se celebren».
Siempre actuando de espalda a lo que el sentido común aconseja y como si hubiese retornado a ese organismo a cumplir con un mandato del gobierno y los que lo eligieron en el Congreso Nacional, llegó al 6 de octubre con una aptitud que deja mucho que desear, y al descubrirsele las fechorías realizadas ese día para remontar a Gonzalo Castillo, un infeliz, que dicho sea no le ganaba, ni le gana, ni a mi, mucho menos al Presidente Leonel Fernández.
Este señor que como juez presidente y con el mazo en sus manos, solo lo usó para dar golpes de falta de respeto contra Fernández y lucir su soberbia y cinismo, y que no sabemos si a lo que ha llegado hoy, fue sorpresivo o estaba consciente de lo que venía, o sea fue preparado adrede y con premeditación, lo mejor que pudiera hacer es renunciar junto a todo el pleno.
Al parecer cuando la presa está acorralada y sin salida, no le importa perderlo todo y que los demás se avergüencen, y es lo que estamos viviendo hoy, la vergüenza ante el mundo de haber por vez primera en nuestra historia republicana suspender unas elecciones que por demás no se necesita ser Castaños Guzmán, ni ningunos de los que lo acompañan para hacer lo que el «sentido común aconseja», respetándoles sus derechos a cada cual, basado y haciendo cumplir lo estipulado en las leyes, reglamentos y resoluciones.
Por tanto Castaños Guzmán y compartes, no merecemos esta zozobra y provocación, lo mejor sería que ustedes les devuelvan la tranquilidad a esta sociedad.