Por Washington Cabello
(WASHINGTON, Estados Unidos).- Sin dudas que el ámbito político del continente Americano, esta cargado de unos protagonistas, que mas políticos, son payasos, que no temen hacer el ridículo.
Aquí, en los Estados Unidos en estos momentos tenemos el que esta llevando la delantera, el pre-candidato por el Partido Republicano, Donald John Trump, quien se encuentra lidereando ese renglón en este país.
La ultima acción que consideramos digna de recibir el premio al «mas ridículo payaso» de este pre-candidato, ha sido acusar a Ted Cruz de hacerle fraude y llegar al extremo de exigir nuevos comicios en el estado de Iowa.
Venezuela
Por otro lado tenemos en Venezuela a un mal actor que insiste en «emular a Hugo Chávez», pero que cada vez que lo intenta hace el papel mas ridículo que hemos observado.
Nicolás Maduro, que se ha convertido en el payaso de esa región y mas allá, se empecina en imitar al difunto líder de la fracasada «Revolución Bolivariana», pero su teatro es tan pésimo que hasta sus mismos «seguidores» constriñen sus rostros al escucharlo y verle accionar.
República Dominicana
Para no cansarles con mas ejemplos, la mas reciente acción escenificada el pasado día 31 de enero del corriente, en la proclamación del candidato presidencial del gobernante Partido de la Liberación Dominicana (PLD), cuando uno de sus altos dirigentes hizo un esfuerzo para que el presidente del partido le levantara la mano al candidato, deja mucho que desear de los «politicos» que nos estamos gastando en América.
En la imagen que presentamos, se puede observar como el funcionario del gobierno y miembro del Comité Político del partido en el poder, licenciado Félix Jiménez -Felucho-, le insiste a su presidente, el Doctor Leonel Fernández Reyna, a que le levante la mano al actual presidente dominicano, licenciado Danilo Medina.
También se puede observar, según los rostros que exponen los que se encuentran a su alrededor, que la insistencia causó asombro, por no saber, ni entender que pasaba; porque boceaba el señor Felucho?, que hasta el propio candidato olvido el momento de emoción y se volcó a atender lo que sucedía, hasta que por fin, el protagonista de la ridícula payasada, ilustro con las manos su necesidad y logró lo que al parecer no era la intensión del presidente del partido.