Por Edison Montero
«La vida es como un herrero que va forjando las ideas necesarias en una persona para el momento de emprender un sueño«, me susurraban mis pensamientos al tiempo de escribir estas líneas que buscan recoger mis experiencias vividas durante el desarrollo de los murales comunitarios pintados con los niños de diferentes escuelas de República Dominicana, junto al Centro Cultural Poveda y el Ministerio de Educación.
Por más que nos haya preparado la vida para ver la realización de un sueño, nos deja como sorpresa el impacto y los cambios que pueden generar sobre el colectivo soñador. Durante mi desarrollo como muralista había tenido la oportunidad de realizar diversos murales infantiles, impartir talleres a los niños, e incluso, pintar con ellos; pero nunca les había permitido realizar sus sueños, ya que pintábamos conceptos preconcebidos por mí en los que sus ideas no estaban implicadas de manera directa. Con la llegada de Poveda eso cambió, y mis ideas y experiencias pasaron a ser un manual con el que organizar las suyas.
Con este nuevo método de trabajo me convertí en una especie de director cinematográfico con codirector, algunos asistentes y mis actores y actrices principales [los niños] los cuales aportaron ideas fundamentales para realizar el guión y filmar nuestra película [pintar el mural] y así empezamos el rodaje. Analizando las escuelas y comunidades a intervenir; viendo qué afectaba a cada uno de estos espacios; y reflexionando junto a ellos sobre cuáles serían las soluciones posibles para tener una mejor escuela y curar los problemas de la comunidad.
Así, reflejando en la pintura una hermosa mujer de tez oscura con una canasta de uvas inició en Neyba esta gran aventura. Tierra que dio a luz a mi madre, en donde pude disfrutar muchas vacaciones de mi niñez y en este regreso conectar con las ilusiones de los niños que hoy disfrutan de esa tierra que en mis primeros años disfruté. Con esta gran oportunidad de conocer la historia de diferentes pueblos desde las vivencias contadas por esos pequeños narradores, fuimos soñando juntos e ideando visiones de un futuro mejor con soluciones para el abuso infantil, el alcoholismo, el maltrato familiar, la convivencia en comunidad, el cuidado del medio ambiente, el respeto a los demás y todos los problemas que aquejan a la sociedad actual.
En todo este proceso cautivó mi vida una pequeña niña de una escuelita en San Juan de la Maguana, quien con lágrimas posadas en sus ojos, ñoñerías en su mirada, rebeldía en su actuar y tristeza en su historia de familia disfuncional; entre días de pintura, sonrisas y abrazos, me abrió un espacio en su tierno corazón. Con ello me mostró lo importante que es el amor y la presencia de los padres en el crecimiento de un ser. Desde ese instante volví a mis memorias familiares y retomé ideas que había apartado de mi vida hacía un tiempo, ya que le había concedido a mis creaciones artísticas la única potestad de ser mis hijas. Esa niña me transmitió las emociones de ser un padre y quise hacerla vivir todas esas memorias maravillosas que con mis padres pude sentir.
Con nuevas lecciones y deseos cada vez más grandes seguí soñando en el colectivo. Pintando esas fantasías que creemos pueden ser traídas a nuestra realidad, como el camino recorrido en el mural de la escuela Damián Vólquez de Vengan a Ver en Duvergé, que nos sumerge en la búsqueda de la llave para abrir esos tesoros que contienen nuestras vidas; o el amor que transmiten los abrazos brindados en las pinceladas que llenan de color la gran pared de la escuela Gastón F. Deligne en Oviedo. Así fueron creciendo las ilusiones hasta llegar al inicio.
Al inicio de mis aventuras; a ese lugar en el que tenía que empezar otra vez, ahora con nuevas experiencias, mezclando las memorias de aquellos tiempos con las vividas en estos. Haciendo una simbiosis entre mi niñez y las lágrimas de esa pequeña niña en San Juan para darle fin a este proyecto de muralismo comunitario en mi principio: la escuela Leonor Feltz de Barahona. Aquella que vio mis primeras líneas y fue testigo de todas mis andanzas, mis juegos, mis molestias, mis peleas, mis gritos, mis primeros amores, mis maestros, mis amistades, mi primer todo y, al mismo tiempo, parte importante en las proyecciones de mi futuro. De ese ahora que pasó hace unos días frente a las paredes vacías que se convirtieron en el reto de mis memorias mezcladas al colectivo de los niños que hoy crean las suyas.
Espero que les haya gustado mi experiencia y que a través de mis lineas hayan podido al menos vivir fragmentos de mis vivencias, aquí pueden ver más fotos de los diferentes murales realizados en este gran proyecto (ver galería de fotos de murales realizados).