Por Juan Tomás Valenzuela La esposa de Quirinito fue atajada en migración,  cuando iba a cojé un avión a verse con su amorcito. La viudita pegó el grito cuando escuchó: ¡tiqui mani! y tiesa como un salami, al saberse descubierta, solo se aferró a la puerta y lloraba por su mami. Jenifer Domínguez Hernández, viuda de este camaleón, no pudo abordá el avión que partía hacia los Andes. ¡Ay..! pero que dolor tan grande que…

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