Por Juan Tomás Valenzuela La iglesia del Dios, viviente (o del Dios, imaginario) al igual que los Rosario, que siguen creyendo en gente, se han mostrado reticentes a aplicarse la vacuna, mientras exigen ayuna cuál celestial penitencia, pues mucho más que la ciencia, puede Dios en su comuna. Sacerdotes descarados, pastores de la ignorancia, niegan todas las instancias de un personal preparado. Rechazando el vacunado que proporciona la ciencia, rogando por la indulgencia de aquel…
Leer másLos Rosarios
Como Peña Mirabal dejó seca a Educación (Décima)
Por Juan Tomás Valenzuela La Laguna Rincón se secó en la misma forma que el dispendio, las reformas y el señor Ángel Rondón, junto al mudo cachetón y la vice de los dientes, secaron impunemente las reservas del erario, que ni el lío de los Rosario pudo servir de aliciente. Lo que fue un mar caudaloso, ahora sólo es un charquito más penoso y más chiquito que el bimbín de ese azaroso, que le dió…
Leer másLos hijos de funcionarios, militares y bocinas (Décima)
Por Juan Tomás Valenzuela Un hijastro de Alvarito, aprovechándose de él, se cagó en todo un cuartel, desde teniente a conscripto. El mán, privando en jevito, atento a su coyuntura, llegó a tildar de basura al jefe de la patrulla, mentándole la mai suya, en este acto de frescura. La gallardía del teniente, haciendo casi el ridículo, nos dice que sus testículos son los de un hombre decente. Si ese gusano insolente es conmigo que…
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