Por Sin Reservas
Miembros del Centro de Investigación en Tecnologías y Servicios de Salud (Cintesis) de la Universidad de Oporto, en Portugal, descubrieron que sustancias presentes en los frutos rojos y el vino tinto mejoran la flora intestinal, reducen la inflamación y pueden contribuir a la prevención de la depresión y enfermedades neurodegenerativas.
Las sustancias denominadas «prebióticos y psicobióticos» presentes en estos alimentos hacen crecer bacterias benéficas en el intestino, que pueden ayudar en la prevención y tratamiento de enfermedades como la ansiedad y la depresión, determinó el estudio.
«El consumo regular de frutos rojos o vino tinto puede tener un papel importante en la regulación de la microbiota intestinal, en la disminución de la inflamación, en la prevención de la depresión y en la lucha contra la demencia y otras enfermedades neurodegenerativas, por la presencia de una clase particular de compuestos en estos alimentos (antocianinas)», estableció el estudio.
Según los investigadores, liderados por Conceição Calhau, «la hipótesis de que este tipo de sustancias, denominadas prebióticos y psicobióticos, puede inducir el crecimiento de bacterias benéficas en el intestino, interfiriendo con la inflamación en el cerebro, abre el camino a una nueva estrategia terapéutica para la prevención y tratamiento de enfermedades neuropsiquiátricas tan prevalentes en la población, como la ansiedad y la depresión».
El equipo realizó una serie de estudios para evaluar la relación entre el tipo de alimentación y la composición de la microbiota intestinal, es decir, del conjunto de microbios que habitan el intestino y el propio cerebro.
En una primera fase, llevada a cabo con animales, los científicos descubrieron que una alimentación rica en grasas saturadas disminuye las bacterias beneficiosas de los intestinos e induce a la inflamación del cerebro.
«Los efectos de una dieta rica en grasa saturada van más allá de la obesidad y la resistencia a la insulina, precursora de la diabetes» , explicaron y agregaron «una alimentación desequilibrada altera la microbiota intestinal e induce el estado de inflamación generalizada y esta inflamación, cuando es crónica, puede resultar en cambios en el cerebro, contribuyendo al desarrollo de la disfunción neurológica y de una serie de enfermedades, como la depresión».
En la segunda fase, el equipo probó la eficacia del consumo crónico de antocianinas en la prevención del desequilibrio de la microbiota intestinal y de la inflamación a nivel cerebral.
Y como resultado encontraron que el consumo de extracto de moras en animales permitía mejorar las condiciones de su flora intestinal y reducir la inflamación cerebral «que subyace a las complicaciones neurológicas asociadas a la obesidad».
A su vez los científicos comprobaron el impacto en humanos del consumo de puré de mora, y en los casos en los que la ingesta era complementada con vino tinto, los niveles de antocianinas en sangre aumentaban.
«Son necesarios más estudios para descubrir si los individuos con exceso de peso u obesidad pueden beneficiarse del consumo de alimentos que contengan simultáneamente antocianinas y alcohol, como el vino tinto», señaló la investigadora, Cláudia Marques.
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