Por Juan Tomás Valenzuela
Porque un asaltante urbano
reconoció a Don Miguelo,
él se salvó por un pelo,
como dice el pueblo llano.
Don Miguel, se encuentra sano
(solo un poco de diarrea)
porque aunque la pasó fea
frente al grácil delincuente,
al mirarlo fijamente
le dá pena y lo chancea.
Lo bueno de ser urbano
es que es toda una familia,
una total francofília
en que todo son hermanos.
nunca falta un maca…
en esta indomita aldea,
que en busca de lo que sea
nos pone a todos en peligro,
aunque yo no los denigro,
por si acaso me chancea.
Lo qué pasó a Don Miguelo
es para meterse en miedo,
ya nadie respeta el credo
y te asesinan al vuelo.
Aquel desgarbado anhelo
de que esto sea Nueballol,
nos heredó lo peor
de esa selva de cemento,
como a Euclides, el jumento,
el águila de los dientes,
al pasado presidente
y al cornudo de los vientos.
No es solo en delito urbano
que nos tiene a la carrera,
ahí anda una jinetera
y un alcalde provinciano,
dispuesto a meterle mano
a la serenidad lograda,
y aunque no se espera nada
de este par de bandoleros,
si pasa el villajuanero,
aquí no va a quedar nada.
Juan de los Palotes
25 junio 2022